Cada 9 de julio, en distintos lugares a lo largo del país, miles de hombres y mujeres realizan su Juramento a La Bandera en donde se comprometen a “servir fielmente a la Patria (…) hasta rendir la vida si fuese necesario”, cuya fecha se hace en recuerdo y homenaje a los 77 soldados que cayeron aquel 9 y 10 de julio de 1882, en el Combate de La Concepción.
En dicha ceremonia, los juramentados declaran: “Yo, (grado, nombre) juro por Dios y por esta Bandera, servir fielmente a mi Patria, ya sea en mar, en tierra o en cualquier lugar, hasta rendir la vida si fuese necesario; cumplir con mis deberes y obligaciones militares, conforme a las leyes y reglamentos vigentes; obedecer con prontitud y puntualidad las órdenes de mis superiores y poner todo empeño en ser un soldado valiente, honrado y amante de mi Patria“.
Este tipo de tradición con la Patria se remonta desde el inicio de la República, cuando el Capitán General Bernardo O´Higgins R., realizó el primer juramento en Talca, el 12 de febrero de 1818, lugar donde se proclamó la Independencia de Chile.
Hay que considerar que hasta 1914, el Juramento a la Bandera se hacía en distintas fechas y formas. En ese entonces, el Presidente Ramón Barros Luco decidió uniformar la ceremonia, que se oficializó por medio del Decreto N° 1488 del 4 de junio 1914, en donde se empezó a utilizar el mismo texto con que juran las actuales generaciones.
Cabe destacar que cada año, son miles los hombres y mujeres los que entregan su juramento al servicio del país y de sus habitantes, renovando el compromiso que han efectuado quienes los precedieron.
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