Noviembre 16, 2025

U. de Chile rescata legado musical de Isidora Zegers

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Fernanda Vera, directora del Archivo Central Andrés Bello:

“Isidora Zegers actuó de facto como una profesional en una época y país que no admitía mujeres profesionales”

Nacida en Madrid en 1803 en el interior de una familia de origen flamenco, Isidora Zegers comienza desde muy joven su formación musical. Durante su primera infancia inicia sus estudios con el reconocido cantante Manuel García, y a los diez años, en Francia, continúa su instrucción con Frédéric Massimino, maestro de origen italiano, de quien aprendió piano, canto y composición.

Sin embargo, la inestabilidad laboral de su padre obligó a la familia a desplazarse nuevamente, esta vez a Chile, luego de que él fuese contratado por el gobierno chileno. Isidora Zegers llegó al país en 1823 junto a su madre y hermanos y, casi de inmediato, comenzó a destacar en la escena artística y cultural local, sorprendiendo a todos por su vasta formación y talento musical.

Su gran capacidad de generar y cultivar relaciones le permitió cooperar en la creación de importantes instituciones musicales chilenas como la Sociedad Filarmónica de Santiago junto a Carlos Drewtche; el Conservatorio Nacional de Música y el periódico especializado “Semanario Musical”.

Para conmemorar su gran aporte a la escena cultural del país, en esta entrevista a Fernanda Vera, directora del Archivo Central Andrés Bello, musicóloga e investigadora de compositoras femeninas chilenas del siglo XIX, nos habla de la vida y el legado de Isidora Zegers. No solo destacando su habilidad como compositora e intérprete, sino que primordialmente su talento y capacidad para generar conexiones e impulsar carreras de destacados artistas nacionales.

“Ella participa en la formación del Conservatorio Nacional, también forma parte de los editores del primer periódico musical chileno, el Semanario Musical. De igual forma, realiza varias acciones de agencia en la gestión cultural que incluyen contactar gente, impulsar carreras, originar importantes conexiones y a través de ella se generan nuevas redes de contacto entre los músicos”, señaló Vera.

¿Cuál es la historia de la llegada de Isidora Zegers al país?

Isidora Zegers nace en Madrid, luego con su familia se mudan a Francia y posterior a eso se traslada a Chile porque su padre consigue un trabajo contratado por el gobierno. Sin embargo, ella llega un tiempo después junto a su madre y sus dos hermanos, pues su situación en París en ausencia del padre era muy precaria. Ante esto, contactaron a un funcionario del gobierno chileno que las embarcó en un vapor de pertrechos. Llega a nuestro país un año después de que su padre se había instalado y, para ese entonces, él ya tenía otra mujer y otro hijo. A pesar de eso, él mantiene ambas casas. De este núcleo familiar surgen otros hijos y la familia se divide entre los Zegers Montenegro y los Zegers Samaniego.

¿Cuáles fueron los inicios de Isidora Zegers en la música?

Su padre era muy aficionado a la escena lírico-teatral, la ópera que era la música más importante en el periodo. Entonces, cuando era pequeña la familia se muda de Madrid a París y allí se forma como cantante. A los 13 años ella estudia con un maestro llamado Frédéric Massimino que era de origen italiano y él le da una beca en su escuela como co-repetidora. Eso significa que Zegers tenía buena memoria y le podía enseñar las mismas partes musicales a otras niñas. Ella era muy hábil, a lo mejor no iba a entrar en una gran escena internacional, pero no me cabe ninguna duda de que habría sido profesional en su ámbito.

Incluso antes de llegar, se presentó en sociedad en Francia, donde aparece mencionada en una nota de prensa en un periódico llamado Le Miracle des Spectacles, cantando junto a otra señorita. Esto fue unos meses antes de emigrar.

Una vez acá en Chile ella accede a la burguesía oligarca terrateniente de extranjeros, pero se encuentra con que la construcción de género era distinta y era inviable para una mujer de su calidad y condición pensar en el ejercicio profesional de una disciplina. El arte en esa época para las mujeres podía ser solo una salida de una posición desventajosa, pero jamás iba a ser profesional menos si era extranjera en Chile. Además, se encontraba en un contexto en que a su edad todavía no se casaba. Entonces, organiza tertulias con el objetivo de poder insertarse en el medio local y conseguir un buen matrimonio, lo cual logra. Ella se casó con un militar inglés llamado Guillermo de Vic Tupper con quien tuvo tres hijo. Lamentablemente el enlace duró poco porque el militar fue asesinado luego de la batalla de Lircay.

¿Cuál fue su lugar dentro del mundo musical chileno después de esa tragedia?

Lo que Isidora Zegers realiza es causar conmoción en sus salones, porque sorprende con sus conocimientos técnicos y profesionales, puede haber sido en la época la mujer con más formación musical en Chile durante la primera mitad del XIX. Ella había estudiado formalmente en una escuela especializada en música, tenía conocimientos de diferentes disciplinas y su colección musical era y continúa siendo muy envidiada, ella logra juntar más de 300 volúmenes. Ni la Biblioteca Nacional contaba con algo parecido para el momento, lo que es algo muy notable.

¿Conoces algunos obstáculos que ella tuvo que pasar para poder mantenerse inserta en el mundo musical?

Yo pienso que es la renuncia que realiza al venir a Chile, sin medios de subsistencia, ella acepta tácitamente las condiciones de la construcción de género locales para una mujer de su condición y calidad. Aquí ella entiende que no va a ser cantatriz, ya no va a brillar en la escena internacional, va a ser una señora de su casa. Entonces, lo que ella hace es transar su agencia.

En Chile sus máximos logros u orgullos fue recibir en su casa a los principales artistas que llegaban al país. Pero no solamente de la música, también a Raimond Monvoisin, Mauricio Rugendas, entre otros. Ella logra en Chile algo que a lo mejor no era lo que iba a lograr en París, sin embargo, consigue mucha notoriedad social y estatus, porque en el fondo su familia tenía un origen de nobleza, pero estaban arruinados por las decisiones de administración del patrimonio de su padre.

¿Cuáles fueron los principales aportes de Isidora Zegers en la música en Chile?

Dentro de los principales aportes que ella realiza en nuestro país, se encuentra apoyar la profesionalización en el quehacer musical. Participa en la formación del Conservatorio Nacional, también forma parte de los editores del primer periódico musical chileno, el Semanario Musical. De igual forma, realiza varias acciones de agencia en la gestión cultural que incluyen contactar gente, impulsar carreras. A través de ella se originan nuevas redes de contacto entre los músicos.

Entonces, el principal aporte más allá de lo que cantó (hay muchas crónicas, que su voz divina y celestial), es articular redes, generar escenas donde no lo había. Ella apoyaba a músicos chilenos que hoy día son considerados afrodescendientes y que en ese momento no tenían acceso a otros círculos, lo que Isidora hace es validarlos y los impulsa muchísimo. Uno de ellos es José Zapiola, autor del famoso Himno de Yungay. Ella se junta con él y trabajan en varias cosas, entre ellas para hacer conciertos a beneficio de diferentes desastres, terremotos, inundaciones. Pero también se articulan para sacar adelante el Semanario Musical y el Conservatorio Nacional.

Ella le presenta mucha gente, lo mismo hace con José Bernardo Alzedo, que fue por muchísimos años maestro de capilla, peruano, afrodescendiente y a quien consideraba un verdadero amigo. Yo no conozco otra mujer en aquella época en Chile con amigos hombres, todos profesionales y que lo declare. Eso no se hacía en ese tiempo, ella actuaba de facto como profesional  con una faceta o una apariencia de aficionada. Era una persona muy inteligente y muy capaz.

¿Qué es lo que podemos conocer de ella por medio de sus archivos?

Podemos apreciar que acá en Chile ella tiene una gran figuración pública y siempre está actuando en un diálogo constante consigo misma a partir de su documentación como regente de toda la escena musical. Todo músico extranjero que llegaba tenía que presentar sus credenciales con Isidora Zegers. Tenía además un trabajo de archivo de sus papeles que también es único, no hay otra colección similar. Vemos también que el gobierno de Manuel Bulnes, reconoce todos sus aportes a las Bellas Artes en el país mediante un diploma de nombramiento. O sea, ¿qué otra mujer en la escena cultural recibe reconocimientos así? Ninguna.

Sin embargo, tuvo costos familiares. Hay un diario de vida que escribió una de las descendientes de Isidora Zegers que se llama Mis Confidencias, donde se queja del descuido de su madre por las labores domésticas. Pero en este documento uno puede ver cómo ella realiza el rol que le compete para hacer que su hija sí tenga la construcción de género apropiada. Porque a Isidora Zegers desde chica se le formó profesionalmente, a ella ya no le interesaban las cosas de la casa, ni de la comida, pero sí a sus hijas. Todas cumplen el mandato, sólo ella es la que es poco convencional, porque su modelo es el de los grandes salones franceses.

¿Qué trabajos de puesta en valor has realizado en torno a la figura de Isidora Zegers?

Yo conozco a Isidora Zegers desde que hice la pasantía en el Archivo Central Andrés Bello en 2011 y tomamos conocimiento de su Álbum Azul que estaba custodiado en la colección Eugenio Pereira Salas, y que contiene más de 300 documentos. Entonces, lo primero que se hizo fue un proyecto de digitalización que estuvo a cargo del profesor Rodrigo Torres, posteriormente con José Manuel Izquierdo hicimos un proyecto de puesta en valor que incluía también una plataforma digital que dio cuenta de la complejidad del objeto sin llegar a la impresión de este libro y archivo como un facsimilar, pero que permitiese acceder desde cualquier parte del mundo a estos documentos.

Y también siempre la hemos incluido en conciertos, en que se visibiliza la creación musical femenina, poniendo énfasis también en la idea del perfil del músico decimonónico. Tengo artículos también uno con Alejandra Vega acerca de la materialidad del Álbum Azul, de cómo se constituye. El año pasado tuvimos una exposición de álbumes musicales en la Biblioteca Nacional, que se llamaba “Música Mujeres y Libertad”, donde la incluimos también. Ahora mismo tengo en prensa el capítulo de un libro de álbumes musicales de mujeres en el mundo de salón y se incluye un capítulo sobre Isidora Zegers.

Fernanda hablas de un Album Azul ¿existen otros ejemplares de similares características?

Si, se han descubierto tres álbumes. Uno de ellos (el Album Azul) se encuentra en la Universidad de Chile, específicamente en el Archivo Central Andrés Bello, en este material se puede apreciar la documentación que recopiló a lo largo de los años. Es un diálogo de ella misma como artista y vemos que ella nunca deja de considerarse como tal. En la Biblioteca Nacional, con motivo del  bicentenario de esa institución, se reeditó el Álbum Rojo, que es su álbum Amicorum, donde se denotan las visitas a su salón, es donde la gente firmaba.

Y hace un tiempo me invitaron a evaluar otro que se había identificado, el Álbum Verde, en este ejemplar Isidora Zegers reúne material correspondiente a las artes visuales, grabados, dibujos, acuarelas, carboncillo, es muy hermoso. Si se llega a trabajar con todos se puede realizar algo increíble porque podrían dialogar los tres.

Por último Fernanda ¿consideras que hay otra arista pendiente que es necesario estudiar de Isidora Zegers?

Yo pienso que lo que está pendiente es una evaluación o una mirada integral, no sesgada. Siento que estamos al debe con su nivel de excepcionalidad. Cada cosa que descubro y me aparece de ella me parece más increíble. Por ejemplo, ella tiene las únicas fotos de José Bernardo Alzedo y de José Zapiola que aparecen en todas partes, y nunca la referían a ella. La única foto de Federico Guzmán también la guarda. O sea, esa capacidad de agenciar y de entender qué es importante conservar y lo que no.

Francisca San Martín, periodista del Archivo Central Andrés Bello.

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